
Pero ahora estaba viejo y cansado. Decidió, pues, no trabajar más. Había que nombrar entonces un nuevo maestro.
Pero, ¿A quién? Se les ocurrió hacer un concurso para elegir al más sabio de los animales y nombrarlo
maestro de la selva. Pancho, el viejo mono, sería el juez.
Una mañana se reunieron todos bajo los árboles.
El mono sabio hizo pasar al primer concursante. Era éste un oso pardo que mostró su sabiduría escribiendo en la tierra un enorme número : 1

Se adelantó luego un elefante. Formó con su trompa un gigantesco número: 2

Muchos animales desfilaron ante el mono juez, pero ninguno conocía el número tres.
-- ¡Yo sí sé el número tres! __gritó nuevamente Pedrín, el monito chillón.
Esta vez sí que lo oyó el mono sabio, y por fin pudo el monito demostrar lo que sabía.
Coloco en el suelo:

-- Tengo entonces tres cocos __dijo el monito, porque :


Cuento de Matilde Muras.
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