A pizcueta le encantaban las nueces para comerlas y las juntaba para venderlas. Ya tenía ocho nueces.
Sólo necesitaba una más y abriría su almacén, que tendría sobre la puerta este cartel :
Pizcueta hizo su cálculo : Tengo 8
que encuentre serán nueve
porque :
Y anotó así el número nueve :
Al día siguiente muy tempranito estaba Pizcueta en camino buscando la nuez que le faltaba.-- ¡Viva! __¡Allá estaba! Una nuez tan grandota que ella sola no podría cargarla. Pizcueta trató de moverla, pero la nuez era tan pesada que no consiguió sacarla de su sitio. De pronto, ¡qué susto!, ¡a la nuez le crecieron cuatro patas y una cabeza!
-- Oye, tonta, ¡yo no soy una nuez sino una tortuga! Y deja ya de empujarme porque puedo andar sola.
__ Pizcueta pidió disculpas a Cascarita la tortuga, y le contó sus proyectos almaceneros. La tortuguita aplaudió entusiasmada.
-- Yo seré tu socia, Pizcueta, __ y entre las dos juntas emprendieron la búsqueda con tanta felicidad que juntaron muchísimas más de nueve nueces.
Abrieron, el negocio. Pizcueta de almacenera y Cascarita de carrito repartidor.
Toda la gente compra en el almacén de Pizcueta; sólo unos pocos se quejan de que el repartidor es algo lento.
Cuento de Matilde Muras.
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