Paquito bajó de la ventana, cruzó la calle y entró corriendo en su casa.
-- ¡Papá! ¡Papito! __llamó Paquito.
El padre lo miro sonriendo.
-- ¿Qué te pasa, querido?
-- ¡Papito! ¡Si tú hubieras visto lo que yo vi!... Estaba trepado en la ventana de la escuela de enfrente y miraba hacia adentro. La maestra dibujaba en el pizarrón un palito largo para abajo y otro corto para allá. ¿Qué es, papá?
-- Si prometes no treparte más a las ventanas te explicare que es eso que la maestra dibujó en el pizarrón. Es un número uno. Dibujo una pelota y escribo así:
-- ¡Qué lindo, papá! Yo quiero ir a la escuela .
-- No puedes ir porque eres muy pequeño. El año que viene irás. En cambio, te contaré hermosos cuentos para que con ellos aprendas los números que tanto deseas saber.
-- Yo, que soy el hada Aritmética, pequeñita y sabihonda, y que vivo escondida en el cuaderno, escuché las historias del padre de Paquito. Y a ti, mi querido niño que lees este libro, a ti te las contaré. Escucha, pues.
Cuento de Matilde Muras.
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