Don piquete, el hornero, había terminado de construir su casa de barro y paja.
-- ¡Qué linda casa tienes! __le dijo el gorrión.
-- Pues a mí no me gusta. Su color es feo y se ve tan opaca y triste... Me gustaría pintarla de rojo y azul.
-- "¡Qué disparate!", pensó el gorrión, pero como era su amigo le informó que si quería pintura debía pedirla a la señora Primavera. Ella entendía de esas cosas.
Don Piquete se alejó. Caminó días y noches, hasta que una mañana de septiembre encontró por fin a la señora Primavera.
-- Señora Primavera __dijo Piquete__, ¿me podría vender usted pintura roja y azul para pintar mi casa?
-- No te la vendo, te la doy. Aunque cosa muy extraña será ver un nido de hornero pintado, seré muy feliz al ver tu casa coloreada.
Aquí tienes:
Dos tarros de pintura para tu casa te alcanzará.
Como la señora Primavera llevaba un libro de cuentas anotó:
de pintura entregados a don Piquete, el hornero.
Por eso, amigo mío, cuando viajes en tren observa los postes del camino. Si tienes suerte verás la casa de don Piquete pintada de rojo y azul.
Cuento de Matilde Muras.
"Cuento de navidad"
"AMOR PURO AMOR"
martes, 8 de marzo de 2011
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"MUÑECA DE TRAPO"
"Muñeca de trapo,
bella cuando era nueva
hoy tirada en un rincón
con lazos descoloridos
ojos de un triste mirar.
¿Quién en ese estado te dejo?
¿Quién tu belleza no supo valorar?
¿Quién te dejo tirada en un rincón?
¿Quién rompió tu corazón
muñeca de triste mirar?
Vestida de tul raído por el uso
mejillas coloradas,
aun estando abandonada
quizá por vergüenza
de estar botada en un rincón.
Ya tu dueña te dejo
por otra muñeca nueva
¿De qué sirve quejarse
del destino que te toco?
¿muñeca de triste mirar?.
Esa era la queja de una muñeca de trapo, cuando vio que su dueña la cambio por una muñeca nueva y la dejo en un desván, era una muñeca de ojos verdes y una mirada que destrozaba el corazón, tenia las trenzas desechas, el vestido sucio, descalza pero aun así conservaba su belleza. Pero pasado los años, cuando su dueña, que ya era toda una señorita, al limpiar el desván la encontró y recordó lo feliz que fue con aquella muñeca, dijo: ¡Así como yo fui feliz contigo, así que sea feliz otra niña!, la tomo entre sus manos , lavo a la muñeca, la peino y le puso lazos nuevos en sus trenzas, cambio el vestido viejo por otro nuevo y le puso zapatitos de gamuza. La llevo a un orfelinato para donarlo, pasado un tiempo en el cumpleaños de una niña abandonada, fue envuelta en papel de regalo, la muñeca quedo a oscuras hasta que escucho la voz de su nueva dueña, una niña inocente de cinco años, feliz de tener una muñeca de trapo, desde aquel día la muñeca de triste mirar, tenía el corazón contento porque aprendió que su destino era hacer feliz a las niñas sin importar que cuando crezcan la abandonen en un rincón.
Este cuento es mi aporte a la niñez espero que sea del gusto de ellos. No soy escritora pero es lo que me nace y lo pongo en estas lineas. (Ana Salazar)
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