El loro Lorenzo era dentista. Sus patas de ave trepadora eran fuertes y hábiles y no necesitaba pinzas para sacar los dientes. Cada vez que Lorenzo extraía una muela enferma la colocaba en una vitrina donde exhibía su colección de dientes. Ya tenía seis, pero su ambición más grande era tener en su vitrina un colmillo de elefante.
Un día anunciaron al loro dentista que un nuevo cliente esperaba.
Su alegría fue enorme al ver que era Trompetazo, el elefante.
Se dispuso Lorenzo a sacarle el colmillo, pero... ¡Cuántas dificultades!
Por más que lo tomaba con su pata y tiraba del colmillo enérgicamente, éste ni siquiera se movía. Al ver su desesperación, su amiga Lauchina decidió ayudarlo y le explicó su plan. Lorenzo lo cumplió al pie de la letra:
ató una cuerda al colmillo de Trompetazo y luego anudó la otra punta al tronco de un árbol.
-- ¡Listo! __grito el doctor Lorenzo.
Como una luz pasó Lauchina por delante del elefante. Éste al verla se espantó y salió corriendo despavorido.
Al estirarse de golpe la cuerda, el colmillo salió fácilmente. Fue así como Lorenzo pudo agregar a su vitrina el ansiado colmillo de elefante y colocarle una tarjeta con el número siete así:
El loro miraba feliz su colección. Tenía, pues :
2 de perro, 2 de oso, 2 de león y 1 de elefante. En total 7 porque:
Después de esta terrible jornada, Lorenzo, Trompetazo y Lauchina se tomaron vacaciones.
Cuento de Matilde Muras.
"Cuento de navidad"
"AMOR PURO AMOR"
martes, 8 de marzo de 2011
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"MUÑECA DE TRAPO"
"Muñeca de trapo,
bella cuando era nueva
hoy tirada en un rincón
con lazos descoloridos
ojos de un triste mirar.
¿Quién en ese estado te dejo?
¿Quién tu belleza no supo valorar?
¿Quién te dejo tirada en un rincón?
¿Quién rompió tu corazón
muñeca de triste mirar?
Vestida de tul raído por el uso
mejillas coloradas,
aun estando abandonada
quizá por vergüenza
de estar botada en un rincón.
Ya tu dueña te dejo
por otra muñeca nueva
¿De qué sirve quejarse
del destino que te toco?
¿muñeca de triste mirar?.
Esa era la queja de una muñeca de trapo, cuando vio que su dueña la cambio por una muñeca nueva y la dejo en un desván, era una muñeca de ojos verdes y una mirada que destrozaba el corazón, tenia las trenzas desechas, el vestido sucio, descalza pero aun así conservaba su belleza. Pero pasado los años, cuando su dueña, que ya era toda una señorita, al limpiar el desván la encontró y recordó lo feliz que fue con aquella muñeca, dijo: ¡Así como yo fui feliz contigo, así que sea feliz otra niña!, la tomo entre sus manos , lavo a la muñeca, la peino y le puso lazos nuevos en sus trenzas, cambio el vestido viejo por otro nuevo y le puso zapatitos de gamuza. La llevo a un orfelinato para donarlo, pasado un tiempo en el cumpleaños de una niña abandonada, fue envuelta en papel de regalo, la muñeca quedo a oscuras hasta que escucho la voz de su nueva dueña, una niña inocente de cinco años, feliz de tener una muñeca de trapo, desde aquel día la muñeca de triste mirar, tenía el corazón contento porque aprendió que su destino era hacer feliz a las niñas sin importar que cuando crezcan la abandonen en un rincón.
Este cuento es mi aporte a la niñez espero que sea del gusto de ellos. No soy escritora pero es lo que me nace y lo pongo en estas lineas. (Ana Salazar)
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