Todos los gatitos del mundo juegan con ovillos de lana, y Felisa era una gatita tan prodigiosa que jugando con lana aprendió a tejer. Allá está ella haciendo una manta de colores para sus hijitos. Tiene en su canasto siete ovillos de varios colores:
Pero no son bastantes. le faltará 1
más para terminar la manta, porque necesita ocho en total. ¡Pobre gatita tejedora! No podrá concluir su trabajo. Sigue tejiendo Felisa y piensa dónde buscar el ovillo que le falta. Toda la casa ha revuelto la gatita, pero sin encontrar lo que busca. Tan preocupada está que ya no teje ni limpia su casa. Mientras, pasan los días. La casa de Felisa está sucia y grandes telarañas cuelgan del techo. ¡Qué verguenza! Por fin la gatita deja de pensar en su ovillo y se pone a limpiar su casa.
Toma el plumero y la escoba y comienza a trabajar.
Sacude el polvo de las ventanas, y ¡qué idea! : deja el plumero, toma la punta de una telaraña y tira suavemente, y la tela se va desarmando mientras Felisa hace con su hilo finísimo un ovillo liviano que crece y crece. ¡Tantas telarañas hay en su casa!...
Por fin la gatita termina su ovillo, que no es de lana pero que servirá igual para concluir su manta.
Felisa tiene, finalmente, su ovillo número ocho, y para que tú lo recuerdes piensa que el número
son dos ovillitos de telaraña que hacen equilibrio uno sobre otro.
Cuento de Matilde Muras.
"Cuento de navidad"
"AMOR PURO AMOR"
lunes, 7 de marzo de 2011
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"MUÑECA DE TRAPO"
"Muñeca de trapo,
bella cuando era nueva
hoy tirada en un rincón
con lazos descoloridos
ojos de un triste mirar.
¿Quién en ese estado te dejo?
¿Quién tu belleza no supo valorar?
¿Quién te dejo tirada en un rincón?
¿Quién rompió tu corazón
muñeca de triste mirar?
Vestida de tul raído por el uso
mejillas coloradas,
aun estando abandonada
quizá por vergüenza
de estar botada en un rincón.
Ya tu dueña te dejo
por otra muñeca nueva
¿De qué sirve quejarse
del destino que te toco?
¿muñeca de triste mirar?.
Esa era la queja de una muñeca de trapo, cuando vio que su dueña la cambio por una muñeca nueva y la dejo en un desván, era una muñeca de ojos verdes y una mirada que destrozaba el corazón, tenia las trenzas desechas, el vestido sucio, descalza pero aun así conservaba su belleza. Pero pasado los años, cuando su dueña, que ya era toda una señorita, al limpiar el desván la encontró y recordó lo feliz que fue con aquella muñeca, dijo: ¡Así como yo fui feliz contigo, así que sea feliz otra niña!, la tomo entre sus manos , lavo a la muñeca, la peino y le puso lazos nuevos en sus trenzas, cambio el vestido viejo por otro nuevo y le puso zapatitos de gamuza. La llevo a un orfelinato para donarlo, pasado un tiempo en el cumpleaños de una niña abandonada, fue envuelta en papel de regalo, la muñeca quedo a oscuras hasta que escucho la voz de su nueva dueña, una niña inocente de cinco años, feliz de tener una muñeca de trapo, desde aquel día la muñeca de triste mirar, tenía el corazón contento porque aprendió que su destino era hacer feliz a las niñas sin importar que cuando crezcan la abandonen en un rincón.
Este cuento es mi aporte a la niñez espero que sea del gusto de ellos. No soy escritora pero es lo que me nace y lo pongo en estas lineas. (Ana Salazar)
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