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"Cuento de navidad"





"AMOR PURO AMOR"

martes, 9 de noviembre de 2010

"EL ALACRÁN DE FRAY GÓMEZ"

El venerable Fray Gómez llegó a Lima en 1587. Ni bien se instaló, predicó la palabra de Dios, con tal unción, que lo creyeron santo. Y como los santos realizan milagros, él no quedó atrás.

Fray Gómez era un lego contemporáneo de San Francisco Solano que desempeñaba en el convento de los padres seráficos en Lima,la función de refitolero del hospital de los devotos frailes y a quien nunca se le conoció de otra manera que fray Gómez.

Fray Gómez hizo en Lima milagros en cantidades, como quien no quiere la cosa. Un día un caballo desbocado arrojó a su jinete. El desgraciado quedó patitieso, arrojando sangre por la nariz y la boca.

—Se descalabró —gritaba la gente, creyéndolo listo para la tumba.

Fray Gómez se acercó pausadamente al infeliz, le puso el cordón de su hábito en los labios, le echó tres bendiciones y el descalabrado se levantó tan fresco como si no hubiera recibido golpe alguno. Los fieles intentaron llevar en triunfo al lego pero el huyó a su celda. Aunque la versión franciscana cuenta que fray Gómez escapó volando de la multitud. Yo no lo afirmo ni lo niego, puede que sí y puede que no.

Ese mismo día fray Gómez se encaminó a la enfermería y halló muy débil a San Francisco Solano, víctima de una jaqueca.

—Haría bien en tomar algún alimento —le dijo fray Gómez

El santo se negó, pero ante las insistencias de fray Gómez le pidió algo que sabía imposible de conseguir, por no ser la estación propicia:

—Pues mire, hermanito, solo comería con gusto un par de pejerreyes.

Fray Gómez metió la mano en el bolsillo y sacó dos pejerreyes, tan frescos como recién salidos del mar. Los guisó y quedó San Francisco curado como por ensalmo.

Estaba una mañana fray Gómez en su celda cuyo mobiliario eran cuatro sillones de vaqueta, una mesa mugrienta y una tarima sin colchón, con una piedra en lugar de almohada, cuando llamaron a su puerta con unos ligeros golpecitos y una voz quejumbrosa. El recién llegado era un castellano agobiado por la pobreza pero con semblante de persona honrada.

—Soy buhonero —le dijo el castellano—, tengo familia y mi negocio no prospera; parece que Dios se ha olvidado de mí.

—No desespere hermano.

—El caso es que he tocado muchas puerta para pedir en préstamo un capital de quinientos duros y nada he conseguido. Y en mis cavilaciones pensé pedírselo a usted, que así pobre como es, encontrará una manera de sacarme del apuro.

—¿Cómo imagina, hijo mío, que en esta triste celda pueda tener esa cantidad?

—Tengo fe de que no me dejará ir desconsolado —respondió el castellano.

—La fe lo salvará, hermano. Espere un momento.

Y paseando los ojos por las desnudas paredes, vio un alacrán que caminaba por el marco de la ventana. Fray Gómez arrancó una página de un libro viejo y cogió a la sabandija, la envolvió y se la entregó al visitante.
—Tome, y procure devolverme esta alhajita en en seis meses.

El buhonero agradeció mucho y se encaminó de prisa a la tienda de un usurero. La joya era de una delicadeza incomparable, un prendedor con figura de alacrán; el cuerpo, una esmeralda engarzada sobre oro y la cabeza un grueso brillante con dos rubíes por ojos. La empeñó por quinientos duros, aunque el usurero intentó convencerlo de que le venda la joya.

Con ese capital le fue tan bien en su negocio que al cabo de seis meses pudo desempeñar la alhaja y devolvérsela a fray Gómez. Este tomó el alacrán, lo puso en la ventana y dándole la bendición le dijo:
—Animalito de Dios, sigue tu camino.

Y el alacrán echó a andar libremente por las paredes de la celda.

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"MUÑECA DE TRAPO"



"Muñeca de trapo,

bella cuando era nueva

hoy tirada en un rincón

con lazos descoloridos

ojos de un triste mirar.


¿Quién en ese estado te dejo?

¿Quién tu belleza no supo valorar?

¿Quién te dejo tirada en un rincón?

¿Quién rompió tu corazón

muñeca de triste mirar?

Vestida de tul raído por el uso

mejillas coloradas,

aun estando abandonada

quizá por vergüenza

de estar botada en un rincón.

Ya tu dueña te dejo

por otra muñeca nueva

¿De qué sirve quejarse

del destino que te toco?

¿muñeca de triste mirar?.

Esa era la queja de una muñeca de trapo, cuando vio que su dueña la cambio por una muñeca nueva y la dejo en un desván, era una muñeca de ojos verdes y una mirada que destrozaba el corazón, tenia las trenzas desechas, el vestido sucio, descalza pero aun así conservaba su belleza. Pero pasado los años, cuando su dueña, que ya era toda una señorita, al limpiar el desván la encontró y recordó lo feliz que fue con aquella muñeca, dijo: ¡Así como yo fui feliz contigo, así que sea feliz otra niña!, la tomo entre sus manos , lavo a la muñeca, la peino y le puso lazos nuevos en sus trenzas, cambio el vestido viejo por otro nuevo y le puso zapatitos de gamuza. La llevo a un orfelinato para donarlo, pasado un tiempo en el cumpleaños de una niña abandonada, fue envuelta en papel de regalo, la muñeca quedo a oscuras hasta que escucho la voz de su nueva dueña, una niña inocente de cinco años, feliz de tener una muñeca de trapo, desde aquel día la muñeca de triste mirar, tenía el corazón contento porque aprendió que su destino era hacer feliz a las niñas sin importar que cuando crezcan la abandonen en un rincón.

Este cuento es mi aporte a la niñez espero que sea del gusto de ellos. No soy escritora pero es lo que me nace y lo pongo en estas lineas. (Ana Salazar)

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