En el pueblo de Ollantaytambo, una señora preparaba chicha cada día para vender. Un día cuando estaba preparando la chicha, un ratón entró al mosto. El ratón se remojó allí, entonces la señora dijo:
--"Ya no sirve, pues. ¿Pero como vamos botar tal cantidad de chicha? Mandaremos a la chiquita a venderla así como está".
La próxima mañana la mujer dijo a la empleada:
--"Oye, chiquita. Quiero que vayas de una vez a vender esta chicha. Pero no digas a nadie que ayer un ratón se ha remojado allí".
--"No se lo diré a nadie, mamá".
--"Anda a venderla al precio que puedas".
Entonces la chica se fue a vender la chichita. Estaba arreglando su puesto, cuando llegó un hombre, sediento, de la chacra. "¡Ay! Felizmente hay chicha allí. Voy a beber aquí mismo, -se dijo.
Se acerco al puesto :
--"Oye chiquita", ¿Cuánto vale tu chicha?.
--"Papá, ¿quieres todo?".
--"Aunque sea, dame todo. Estoy muriendo de sed".
En eso, algunos de sus amigos estaban llegando detrás del hombre. Entonces dijo:
--"Mis amigos van a tomar conmigo.. ¿Cuánto vale?".
--"Veinte centavos nomás. Tómalo papá".
"¿Veinte centavos nomás? Esta muy bien", pensó el hombre. Invito a sus amigos. Al último, él se quedó tomando solo. Cuando termino de tomar, dijo:
-- "Oye, oye chiquita. ¿Porqué estás vendiendo esta chicha por veinte centavos nomás?. Nunca se vende a ese precio.
--"¡Ay, papá, tengo que contarte! Anoche un ratón entró a la chicha que mi mamá estaba preparando. Entonces ella me dijo: "Véndela así nomás".
"¡Aj, carajo! Entonces tú me dejaste tomar chicha donde un ratón se ha remojado. ¿Qué diablos es este cuento?"
El hombre pateó la tinaja de chicha, y la rompió.
--"¡Ay papá! ¿Porque rompiste así mi tinaja? Ahora mis padres me van a pegar. ¿Ahora qué hago?".
--"Tú eres más rajada que tinaja. ¿Porqué lloras por ella? ¿Por qué te van a pegar por esa tinaja, pues ya está toda usada?".
--"No; es que esa tinaja es donde mis padres siempre orinan, y ahora tú la has roto".
Temía, pero ahora...
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[image: MUNDO REPIMEX photo apachewoman3_zpsa3acbcbb.jpg]
Temía estar sola,
hasta que aprendí
a quererme a mi misma
Temía fracasar,
hasta que me dí cue...
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