"volare"



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"Cuento de navidad"





"AMOR PURO AMOR"

miércoles, 7 de julio de 2010

....."EL GNOMO Y LOS CABRÍOS"

Hace mucho tiempo, tres machos cabríos vivían en un tupido prado, a orillas de un riachuelo de rápida correntada.

Un día después de haberse comido casi toda la hierba de su prado, decidieron pasar a la otra orilla, donde la hierba crecía alta y apetitosa.

pero antes tenían que cruzar un viejo puente de madera, bajo el cual vivía un gnomo despreciable y feo. Sus ojos lucían algo desorbitados y su nariz era larga y horriblemente desperfecta.
Por su parte los tres machos cabríos, ya habían decidido cruzar el puente para disfrutar de los alejados pastizales. El primero en cruzarlo sería el macho cabrío más joven.

__¡Ve tú primero! __le dijeron los otros__ ¡Y que la suerte te acompañe!

<>, hacía al caminar sobre el puente.

El gnomo se despertó con un gruñido al oír el ruido de las pezuñas.

__¿Qué es ese ruido en mi puente? __rugió.

__Sólo soy yo, el macho cabrío más joven, __replicó éste con una voz muy fina __. Estoy cruzando el puente para comer la hierba alta del prado.
__¡Bien, pues voy a devorarte! __gruño el gnomo.

__¡Oh, no! ¡No me comas, por favor! __dijo el macho cabrío más joven __. Soy pequeño y delgado. Espera hasta que pase mi segundo hermano. ¡Es más grande y más gordo que yo!

__Mmm __dijo el gnomo, que era un glotón empedernido_. Parece una buena idea . Pasa, que yo me encargaré del siguiente.

Un poco más tarde, el segundo macho cabrío empezó a cruzar el puente.

<>, hacían sus pezuñas.

__¿Qué es ese escandalo sobre mi puente? __rugió el gnomo.

__Soy el segundo macho cabrío. Atravieso el puente para comer la hierba verde __ dijo, con voz más potente que el más joven.
__¡Bien, pues voy a devorarte! __ dijo el gnomo.

__¡Oh, no! No me comas a mí __ dijo el segundo__. Espera a que pase el macho cabrío mayor. Es más gordo que yo.

__¡Muy bien! __dijo el gnomo! __. Si estás seguro de que será mejor comida que tú, pasa, antes que me desanime!.

Justo entonces llegó el macho cabrío mayor :

<>, hacían sus pezuñas en el puente.

__¿Qué es ese estruendo sobre mi puente? __rugió el gnomo.

__¡Soy yo, el macho cabrío grande! __ dijo éste, con voz fuerte y alta.
__¡Bien, pues voy a devorarte! __ dijo el gnomo, y saltó al puente, haciendo girar sus ojos glotones de forma espantosa.

Pero el macho cabrío grande, bajó la cabeza y se precipitó contra el hambriento gnomo. Lo golpeó y golpeó con sus filudos cuernos hasta hacerle caer al torrente de las aguas. Desde ese día el gnomo desapareció.

Desde entonces, los tres machos cabríos cruzan cada día el puente para pastar la hierba verde de la otra orilla del riachuelo.

martes, 6 de julio de 2010

....."RIQUETE EL DEL COPETE"


Hubo una reina que tuvo un hijo , era tan feo, que durante mucho tiempo se dudó que fuera un niño. Nació con un copete de pelo encima de la frente, por lo que lo llamaron Riquete el del Copete. La reina sufrió hondo desencanto; mas un hada que presenció su nacimiento, para consolar a la reina le dijo que su hijo sería muy simpático y listo, además le concedió que pudiera otorgar una inteligencia tan brillante como la suya a la persona a quien él más amara.

A los siete años de este suceso, en otro reino cercano, nacieron dos princesitas. Una de gran hermosura pero estúpida, la otra fea pero inteligente. Por la primera, la madre se sintió orgullosa, pero se entristeció mucho por la segunda.

El hada misma que había asistido al nacimiento de Riquete el del Copete, consoló así a la reina:

__No os preocupéis mucho, yo haré que la mayor de las hermanas pueda dar una hermosura tan deslumbrante como la suya a la persona a quien ella más amara.

A medida que fueron creciendo, la hermana menor, fea pero inteligente, estaba muy solicitada y rodeada de personas, atraídas por su espíritu vivaz, mientras que la mayor siempre acababa sola, a pesar de su belleza.

Un día en que estaba en un rincón del bosque llorando amargamente su falta de talento y su soledad, se le acercó un joven de desagradable figura, era Riquete el del Copete y le pregunto:

__¿Por qué os afligís tanto, siendo tan bella?
__Me sentiría dichosa si en vez de ser tan linda fuera más inteligente. Y hasta no me importaría ser tan fea como voz. __ Dijo la princesa.

__No os apenéis. Os daré la virtud de ser inteligente, siempre que aceptéis casaros conmigo. Este poder me lo dio un hada cuando nací. __Dijo Riquete el del Copete.

Ella le prometió que se casarían al cabo de un año. Al instante, tal como había vaticinado el hada, recibió la misma inteligencia que Riquete.

Al día siguiente, todos se quedaron pasmados, pues vieron que un extraño cambio se había operado en la bella princesa, bella e inteligente como era, no le faltaron multitud de pretendientes que pedían su mano al Rey su padre. No se decidía por ninguno, porque no había olvidado la promesa hecha a Riquete, y lo guardaba en la memoria.

Cuando se cumplió el plazo del año, el Príncipe se presentó con traje de boda. La princesa y él sostuvieron un largo y perspicaz diálogo. La Princesa, cautivada por la sagaz inteligencia del joven, quedó prendada de él. Entonces, según el don que le había concedido el hada, Riquete el del Copete recibió toda la belleza de su amada. Ambos hermosos e inteligentes, se casaron al día siguiente y fueron felices.

lunes, 5 de julio de 2010

....."LOS TRES DESEOS"

Había una vez un hombre que tenía poco dinero y se casó con una mujer hermosa. Cierta noche se lamentaban de que sus vecinos fuesen más ricos que ellos y que por ello debían ser más felices.

Estaban deseando vivir en tiempos de hadas para poder pedirles deseos, cuando apareció en su cocina un hada:
- Prometo concederles las tres primeras cosas que deseen. Pero tengan cuidado, porque luego de los tres deseos, no volveré a concederles nada más.

Cuando el hada desapareció, el matrimonio estaba confundido.

- Yo sé bien lo que desearía- dijo la mujer- ser bella, rica y fina.

- Aunque tengas todo eso, puedes estar enferma, triste e incluso, puedes morir joven. Sería más prudente desear alegría, salud y larga vida.

- ¿De qué te sirve una larga vida si eres pobre? Sólo para ser desgraciado durante más tiempo. Necesitaríamos una docena de deseos.

- Démonos tiempo, pensemos qué cosas son más necesarias y luego las pediremos.

Se quedaron pensando junto al fuego, pues hacía mucho frío. Mientras conversaban, la mujer atizó el fuego y al ver los carbones encendidos dijo sin pensar:

- Me gustaría tener una morcilla para cenar, la podríamos asar con este carbón.

Apenas dijo esto, cayó una morcilla por la chimenea.
- ¡Maldición!-exclamó el marido- Has desperdiciado un deseo, me gustaría que llevaras esa morcilla en la punta de la nariz.

La morcilla saltó a la punta de la nariz de la mujer.

- ¡Qué desgraciada soy!-gritaba la mujer.

- Perdóname, esposa mía. No supuse que fuera a ocurrir. Voy a desear grandes riquezas para hacerte un estuche de oro para tapar la morcilla.

- Si lo haces, saltaré por la ventana.

Mientras decía eso la mujer, corrió a abrir la ventana. Pero su marido, que la amaba, gritó:

- Alto, querida esposa. Pide lo que desees.

- Deseo que esta morcilla caiga al suelo.

Inmediatamente, la morcilla cayó al suelo.

La mujer, que era inteligente, comentó a su marido que el hada se había burlado de ellos, pero que tenía razón. Seguramente, si hubiesen tenido dinero, habrían sido más desgraciados de lo que eran. Por tanto, se conformarían con lo que tenían. Y como sólo les quedaba la morcilla, la asaron y la comieron alegremente, sin detenerse más a pensar, qué hubieran podido desear.

....."EL MISTERIO DE LAS DOCE PRINCESAS"

Había una vez un rey que tenía doce hijas. El rey estaba muy satisfecho con sus hijas, todas eran bellas.

__Casaré a cada una de ellas con el hijo del rey de un reino vecino. Con eso tendré asegurados los tratados de paz y de intercambios comerciales que más me interesen - se decía.

Las tenía encerradas en una torre y no las dejaba salir más que a pasear un poco por el jardín por las noches, después de la cena, las princesas eran encerradas en el gran dormitorio de la torre y las puertas se aseguraban con candado y cerraduras.

Pero empezó a pasar una cosa rara, todas las mañanas, cuando las doncellas entraban en el dormitorio para despertar a las hijas del rey y ayudarlas a vestirse, encontraban que las suelas de los zapatos de las princesas estaban desgastadísimas, nadie entendía porque por las noches los zapatos de las princesas estaban nuevos.

El aya fue a contarle al rey lo que pasaba, y el rey empezó a preocuparse, mandó a poner más barrotes en las ventanas de la torre y más cerraduras en la puerta. Dobló el número de guardia durante la noche... pero todo fue en vano, los zapatos de las princesas amanecían con las suelas desgastadas .

Por fin el rey decidió proclamar un decreto en el que se anunciaba que aquel que fuese capaz de descubrir el secreto de los zapatos de las princesas recibiría la mano de una de ellas y se sentaría un día en el trono del reino.

Muchos príncipes y nobles intentaron descubrir el misterio, los que se presentaban eran llevados a la torre donde dormían las princesas. Allí se les preparaba una habitación y las propias princesas se ocupaban de servirles la cena. Luego la torre donde estaba el dormitorio de las princesas se cerraba con candados y llaves y el pretendiente quedaba de guardia dentro de ella. Muchos fueron los que intentaron descubrir el misterio pero ninguno logró averiguar el porque de los zapatos desgastados.

Una tarde llegó a las proximidades de la ciudad un viejo soldado que venía de la guerra. Al cruzar un bosque encontró a una anciana que llevaba en la mano un bastón partido :
__Estaba muy viejo porque era de mi abuela. Mira, el puño es de plata. ¿Qué haré ahora sin bastón? Necesito apoyarme en algo firme para poder caminar __se lamento la anciana.

No os apuréis. Yo os haré un bastón nuevo __prometió el soldado.

Dejó su mochila en el suelo, sacó su navaja y cortó una buena vara con la que hizo un nuevo bastón al que puso la empuñadura de plata .

La anciana le invitó a cenar en su cabaña y durante la velada le contó la historia de las doce princesas y sus desgastados zapatos.

__Sí que me gustaría descubrir el misterio __ dijo el soldado.

__Pues nada más fácil, amigo mío. Preséntate en palacio, pero ¡OJO!, ten buen cuidado de no probar nada de lo que te sirvan para cenar.

El soldado dijo que así lo haría, entonces la anciana fue a un rincón de su cabaña, tomó una gran tela de araña que colgaba del techo y se la dio al soldado.

__Cúbrete con ella y te harás invisible. Te será útil en tus andanzas detrás de las  princesas
El soldado dio las gracias y se fue al palacio del rey.

Allí fue recibido bien y le prepararon la habitación en la antesala y le fue servida una apetitosa cena. Las propias princesas vinieron a servirle vino en su copa. El habló muy amablemente con ellas y fingió que comía y bebía, pero no probo nada de lo servido.

Después de un rato, las princesas se retiraron a su dormitorio y el soldado quedó encerrado con ellas dentro de la torre.

Oyó que las princesas abrían y cerraban armarios y cómodas, charlaban entre ellas.

__Esta noche me pondré mi traje de seda azul con bordados de plata __decía una de ellas.

__Yo creo que el soldado no ha probado la cena. Tengo miedo de que no duerma y descubra nuestro secreto __dijo otra princesa.

__¡Ba! Tú siempre estás pensando que nos van a descubrir. Ve a comprobar tú misma, estará dormido lo mismo que los anteriores.

El soldado corrió a la cama y se hizo el dormido. La puerta del dormitorio de las princesas se abrió y la más joven de ellas se acercó de puntillas, lo miró durante un rato y sonriendo volvió a reunirse con sus hermanas.

Sí, duerme como un bendito. Tampoco éste conseguirá casarse con ninguna de nosotras.

Todas se rieron y acabaron de arreglarse para su salida nocturna.

El soldado seguia haciéndose el dormido para que las princesas no sospechen, pero se levanto calladito de su lecho y se cubrió con la capa de tela de araña y se acercó a la puerta que la princesa había dejado entreabierta por descuido, espió lo que estaban haciendo. Todas se habían vestido lujosísimos vestidos de fiesta y se habían adornado con preciosas joyas. Todas llevaban zapatos nuevos de plata y de oro.

Cuando todas las princesas estaban preparadas, la mayor de las hermanas se acercó a un extremo del dormitorio y batió palmas. Inmediatamente una losa del suelo se descorrió y dejó al descubierto la entrada de un corredor que descendía hacia el interior de la torre. Todas las princesas, por orden de edad y dirigidas por la mayor, empezaron a bajar por las escalinatas de piedra; y detrás de la más joven se deslizó el soldado, bien envuelto en su capa de la tela de araña.

Las princesas marchaban con paso ligero por el corredor subterráneo, el soldado caminaba tan cerca de la princesa más joven que al doblar un recodo, tropezó y pisó la cola de su vestido.

_¡Ay, hermanas! Alguien ha sujetado la cola de mi vestido...__ gritó la princesa.
__¡Miedosa! Seguro que te has enganchado en algún clavo __ se rió la mayor. Y siguieron caminando.

Al cabo de un rato llegaron a un bosquecillo lleno de hermosos árboles de plata y rebrillaban con un fulgor maravilloso. El soldado decidió llevarse un recuerdo de aquel lugar, rompió una ramita con tres hojas. Esto produjo un ligero chasquido.

__¡Algo raro ocurre esta noche! __ exclamó la más pequeña de las princesas __ He oído un ruido.

__¿No acabarás nunca de intentar asustarnos? __se enfadó la princesa mayor.

Y siguieron caminando, se acercaron a otro bosquecillo en el que los árboles y los matorrales eran de oro; poco después llegaron a otro en el que todas las hojas aparecían incrustadas de piedras preciosas de reflejos luminosos que centelleaban en innumerables colores distintos. El soldado rompió ramitas en ambos bosques y cada vez se oyó el chasquido. La princesa menor se estremecía de miedo cada vez que oía el ruido, pero no dijo nada para que no le riñiera la hermana mayor.

Al final llegaron al borde de un hermoso lago donde las esperaban doce príncipes en doce pequeñas barcas. Cada una se acomodó en las barcas de los príncipes y empezaron a cruzar el lago. El soldado salto a la barca de la más joven el peso hizo que la barca se hundiera más que las otras, la princesa notó algo extraño y también lo notó el príncipe :

__No sé qué pasa hoy, estoy remando con todas mis fuerzas y nos movemos mucho más despacio que los otros.
Al otro lado del lago apareció un magnifico castillo de cuyas ventanas salía una brillante iluminación y la alegre música de violines, flautas y tambores. Las doce barcas fueron amarradas en la orilla y los príncipes y princesas descendieron a tierra. El soldado saltó a la orilla y los siguió hasta que entraron en el gran salón de baile.

Allí las princesas comenzaron a bailar con sus príncipes al son de las alegres músicas. El soldado, siempre bien envuelto en su tela de araña que le hacia invisible. El soldado se divirtió gastando bromas a los bailarines, a la hermana mayor le arrebató el abanico de la mano y ella lo vio luego desaparecer en el aire : el soldado se lo había guardado en el bolsillo.

Empezó a recelar y la hermana menor le dijo:

__Te digo que algo extraño está pasando esta noche.

__¡Bah!, tonterías __ dijo la hermana mayor y se río.
Las princesas y los príncipes bailaron hasta la madrugada. Para entonces las suelas de los zapatos de las princesas estaban tan desgastadas que algunas hasta tenían agujeros. Entonces, todos volvieron a las barcas y los príncipes llevaron a las princesas hasta el otro lado del lago. Desde allí las hermanas emprendieron el camino de vuelta hacia el palacio de su padre. El soldado les tomo la delantera y cuando las princesas llegaron a su dormitorio, el soldado estaba ya en su lecho y fingía dormir.

__¿Ves? Tus temores eran completamente infundados, hermanita. Esta noche ha sido igual que todas las noches __dijo la princesa mayor a la más joven.

Todas se desnudaron, guardaron sus vestidos en los armarios y las cómodas y se acostaron a dormir. Junto a la pared quedaron alineados los doce pares de zapatos con la suelas desgastadas.

A la mañana siguiente el rey llamó al soldado y le preguntó:

__Dime, ¿has logrado descubrir el secreto de las princesas?

__Antes de que yo os cuente nada, señor, debo haceros una petición. __dijo el soldado.

__Di, pronto __dijo el rey.
__Quiero que me prometáis que vais a perdonar a las princesas lo que han hecho y que vais a tratar de comprender los deseos de sus jóvenes corazones .

__¡No te puedo prometer eso! __dijo el rey.

__Entonces, majestad, no abriré mi boca para contar nada. Y podéis hacerme azotar por el verdugo. No conseguiréis que hable.

El rey lo vio tan decidido y tenía tantos deseos de saber el secreto que prometió lo que el soldado le pedía.

El soldado le contó entonces lo que las princesas hacían durante la noche. El rey llamó a sus hijas y les reprochó lleno de indignación que le hubieran estado engañando durante todo aquel tiempo.

La mayor intentó negar la historia que el soldado había contado.

__Es solamente un viejo aventurero. No creerás la historia que os ha contado, padre mío.

El soldado sacó las ramitas que había cortado en cada uno de los bosques.

__¡Yo oí el ruido que producían las ramitas al quebrarse! __exclamó la menor.

Después el soldado mostró el abanico que había arrebatado de la mano de la princesa mayor y cuando ésta lo vio, bajó los ojos , y le dio vergüenza.

El rey estaba furioso, pero recordó la promesa que había hecho y dijo :

__No os castigaré, pero lo que anuncie en el decreto ha de cumplirse.

Amigo mío, elige entre todas a la que prefieras por mujer. Después te nombraré mi heredero para que te sientes un día en mi trono.

El soldado miró a las princesas y se le llenó el corazón de ternura al verlas tan bellas, tan avergonzadas y con temor. Y habló así:

__Yo elegiría a la mayor, ya que es la que mejor va con mi edad , y también elegiría a la menor porque me ha parecido la más prudente y la más perspicaz...Pero ¿de qué me serviría conseguir la mano de una princesa si no me otorga también su corazón? Y yo sé que el corazón de cada una ha sido ya concedido a un príncipe. Sed generoso, señor, y permitid que las princesas se casen con aquellos a quienes aman y que sean felices. En cuanto a lo del trono algún día... ¿por qué no permitís que ese día sea hoy?

El rey sonrió ante la propuesta del soldado y se levantó de su trono. El soldado se acomodó en el trono y desde allí miró sonriendo a las princesas y a los cortesanos.

__Demasiado elevado para mí. Yo estoy más a gusto cuanto más a ras de suelo __dijo, y abandonó el trono.

Los cortesanos le aplaudieron y las princesas le agradecieron lo que había hecho por ellas.

El rey le estrechó la mano y dijo:

__Me pareces un hombre honrado, inteligente y noble corazón. ¿No querrás quedarte en la corte y ser consejero real?

El soldado aceptó el cargo y desde entonces vive feliz en la corte y ha sido testigo de la boda de las doce princesas danzarinas.

domingo, 4 de julio de 2010

....."LA GATA ENCANTADA"


En un reino muy lejano, hace mucho tiempo vivía un príncipe sabio y querido por su pueblo. Todas las jóvenes nobles deseaban casarse con él. Pero no le interesaba ninguna de las candidatas, él pasaba jugando junto al hogar, con su gatita Agatha.

Una tarde, mientras acariciaba su suave pelaje, le dijo:
- Eres tan adorable, que si fueras mujer, me casaría contigo.

Al instante, apareció el Hada de los Imposibles y habló:
- Tu deseo será cumplido, príncipe.- y desapareció nuevamente.

Ante los ojos del desconcertado príncipe, Agatha se convirtió en una bellísima muchacha.

El príncipe estaba encantado con la transformación de su mascota. Mandó hacer los más finos trajes para ella, encargó las joyas más valiosas y la colmó de regalos. Llamó a sus consejeros para anunciarles que había encontrado finalmente a su candidata.

La boda se realizó con la presencia de todos los habitantes del reino. Cuando la ceremonia terminó, comenzó la gran fiesta. Todos estaban presentes, disfrutando de la buena comida y bebida, y nadie podía dejar de admirarse de la belleza de la novia, que además, impactaba por su dulzura.

La fiesta llevaba ya muchas horas de duración, y la gente continuaba divirtiéndose. Pero de pronto, todos los presentes quedaron pasmados, la joven novia, estaba encaramada en una silla, acechando a un ratoncito que correteaba por el salón. De un salto, cayó sobre él, lo tomó con su mano y se lo metió en la boca. Al sentir todas las miradas sobre ella, se lo tragó de sopetón.

El príncipe indignado ante tanta vergüenza, comenzó a llamar al hada de los imposibles para que deshiciera su hechizo. Pero el hada jamás acudió.

Nadie sabe qué pasó con el príncipe y la princesa. Tal vez vivieron felices y comieron ratones, en lugar de perdices.

"MUÑECA DE TRAPO"



"Muñeca de trapo,

bella cuando era nueva

hoy tirada en un rincón

con lazos descoloridos

ojos de un triste mirar.


¿Quién en ese estado te dejo?

¿Quién tu belleza no supo valorar?

¿Quién te dejo tirada en un rincón?

¿Quién rompió tu corazón

muñeca de triste mirar?

Vestida de tul raído por el uso

mejillas coloradas,

aun estando abandonada

quizá por vergüenza

de estar botada en un rincón.

Ya tu dueña te dejo

por otra muñeca nueva

¿De qué sirve quejarse

del destino que te toco?

¿muñeca de triste mirar?.

Esa era la queja de una muñeca de trapo, cuando vio que su dueña la cambio por una muñeca nueva y la dejo en un desván, era una muñeca de ojos verdes y una mirada que destrozaba el corazón, tenia las trenzas desechas, el vestido sucio, descalza pero aun así conservaba su belleza. Pero pasado los años, cuando su dueña, que ya era toda una señorita, al limpiar el desván la encontró y recordó lo feliz que fue con aquella muñeca, dijo: ¡Así como yo fui feliz contigo, así que sea feliz otra niña!, la tomo entre sus manos , lavo a la muñeca, la peino y le puso lazos nuevos en sus trenzas, cambio el vestido viejo por otro nuevo y le puso zapatitos de gamuza. La llevo a un orfelinato para donarlo, pasado un tiempo en el cumpleaños de una niña abandonada, fue envuelta en papel de regalo, la muñeca quedo a oscuras hasta que escucho la voz de su nueva dueña, una niña inocente de cinco años, feliz de tener una muñeca de trapo, desde aquel día la muñeca de triste mirar, tenía el corazón contento porque aprendió que su destino era hacer feliz a las niñas sin importar que cuando crezcan la abandonen en un rincón.

Este cuento es mi aporte a la niñez espero que sea del gusto de ellos. No soy escritora pero es lo que me nace y lo pongo en estas lineas. (Ana Salazar)

Derechos reservados. Si te gusta, puedes copiarlo con el nombre del autor.



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