....."JUAN SIN MIEDO"

Erase un padre que tenía dos hijos, el menor era algo torpe pero muy valiente.. Lo llamaban Juan sin miedo.

__"Cómo me gustaría conocer el miedo", dijo Juan un día mientras cruzaban de noche por un cementerio.

Cierto día el Sacristán quiso ayudar, y citó a Juan en el campanario de la iglesia a la media noche.

Cuando Juan llegó vio a un hombre debajo de una sábana, entonces creyó que era un ladrón, y lo empujó sin saber que era el Sacristán quien quería asustarlo.

El padre de Juan se enojó al enterarse que su hijo había herido al Sacristán.

Entonces decidió entregarle 50 monedas de oro para que se fuera  y no volviera a lastimar a nadie más. Y así Juan salió en busca del miedo.

Al llegar a una posada Juan vio un cartel :

"Se busca hombre valiente para permanecer tres días en un castillo embrujado".

Los dueños de la posada explicaron a Juan que si alguien pasaba más de tres noches ahí, el castillo sería desencantado.

Juan fue en busca del castillo embrujado, llevaba años deshabitado. Había polvo y telarañas por todas partes .

Recorriendo el castillo encontró una habitación con una cama y decidió pasar allí su primera noche. Al poco rato de haberse acostado, oyo lo que parecían maullidos de gatos. Y ante él aparecieron tres grandes tigres que lo miraban con ojos amenazadores.


Juan cogió la barra de hierro y empezó a repartir golpes. Con cada golpe, los tigres se iban haciendo más pequeños. Tanto redujeron su tamaño que, al final, quedaron convertidos en unos juguetones gatitos a los que Juan estuvo acariciando.

Al llegar la segunda noche, aparecieron dos muertos en vida. Uno de ellos, el que estaba cortado por la mitad, le propuso a Juan jugar bolos con huesos de calaveras. Juan no tuvo miedo; es más, vio que el cráneo no era muy redondo y lo limó para poder jugar toda la noche.

En la tercera noche, apareció un hombre horrible y quiso atacar a Juan. Pero Juan no tuvo miedo, cogió el fierro de la chimenea y lo golpeó tanto que aquel horroroso hombre ofreció a Juan todo su tesoro a cambio de su libertad.

Luego desapareció y el castillo fue desencantado.

Al día siguiente, el rey se enteró de la valentía de este joven y creyó que era conveniente que su hija se casase con él.

Durante la boda todos gritaban :

"¡Viva Juan sin miedo!". Juan era muy feliz, aunque todavía quería conocer el miedo.

Esa noche, la princesa quiso ayudar a su esposo, y mientras dormía le echó bruscamente una cubeta llena de agua fría y peces del río. Juan despertó despavorido :

"¡Ahhh, qué miedo! ¡Ahora sí sé lo que es el miedo!", dijo Juan asustado.