lunes, 8 de noviembre de 2010

"EL SOLDADITO DESCONOCIDO".

Empezaba 1881 y en un ranchito del sur de Lima, una mujer esperaba el retorno del Soldadito, su hijo de dieciséis años.

Salió temprano, cuando le dijo:

__"Me presentaré como voluntario para defender al Perú".

Padecíamos de una incomprensible guerra y aquella sacrificada viuda sentía que no podía frenar el patriotismo de su valiente retoño. Y se sintió orgullosa de él, aunque temía perderlo. Y su temor se agravó al sentir las cercanas descargas de fusilería y de los cañones de ambos bandos. Fue entonces que el Soldadito llegó con toda su energía:

"¡Me aceptaron! --gritó-- ¡Voy a defender a mi patria!".

Los oficiales de Cáceres lo habían admitido.

__"Me piden mis documentos", le dijo a la madre.

Estaba tan feliz que sólo el llanto de su madre lo preocupó:

__"Madre --le explicó-- nos están invadiendo; papá estaría orgulloso de ambos, por favor busca mis papeles".

Se despidió y su madre le dio la bendición. Ya en el frente, la lucha era tan intensa que lo recibieron alcanzandole su fusil y la pregunta:

__"¿Sabes usarlo?"

Y su firme respuesta:

__"Mi padre me enseño a hacerlo".

Fue al cuarto Cuerpo del Ejército, defensa del Cerro Gramadal de San Juan.

Aquel 13 de enero, en minoría, los peruanos no dudaron en inmolarse. Nuestro Soldadito agotó sus ochenta balas, pero una del fusil enemigo y otro golpe artero, lo elevaron a la inmortalidad.

Su cuerpo fue hallado junto a las municiones percutadas. En la lista de los héroes, no pudieron identificarlo.

Su madre no se apersono. Con ese silencio nacía la leyenda del Soldadito Desconocido. Años después, su cuerpo fue llevado a una cripta aledaña al Congreso.

Conducido en caballos blancos, cubrieron su ataúd con nuestra bandera. Hoy, dice su epitafio:

"Desconocido es tu nombre e inmortal tu hazaña en defensa de la Patria". ¡Viva el Soldadito Desconocido!

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