Era Keko, un borriko, que nació en un circo, siempre con su cara de distraído y embelesado en sus sueños…y acompañado por dos chimpacés, que nacieron el mismo día que el, gemelas..Yael, y Yomisma.
En el circo, donde todos los animales y todos los hombres, tienen un cometido, pronto se ganaron el cariño del público con sus monadas y sus borricadas, así que salían con los payasos, mejor dicho las payasas, Cocker , Dama blanca y Seve…
Cada día los chimpancés y el borriko salían con los payasos y hacían las delicias del público infantil. Ellos siempre estaban haciendo trastadas al pobre borrico, que sonreía a la manera de los borrikos, rebuznando, lo cual hacía que todavía se rieran mas los niños.
Dicen que ningún payaso, ninguno, va al infierno, todos van al Paraíso, porque por cada cien risas de los niños, se les perdona un pecado. Aquella noche, habían sido perdonados muchos de los pecadillos y travesuras de nuestros amigos.
Cuando había noche de Luna llena, y Patrycia, la bruja que predecía el futuro, salía de la mano con su apuesto amante, el domador, Armeides…aprovechaba Keko, la ocasión e iba corriendo al camerino, donde tenía un precioso unicornio en la pared.
Keko, se pasaba horas mirando aquel maravilloso animal, que tenía unas letras debajo, que si el las hubiera podido leer, ponía Yaiza…era unicornio hembra pues.
Y enamorado de ese ser, pasaba mirándolo, soñando que el también era uno de ellos, volando por las nubes, sintiéndose, guapo, inteligente…mas solo era un borriko, y cuando bajaba de “sus nubes”, ponía cierta cara de melancolía…pero sus amigas chimpancés, siempre hacían una trastada, para que el borriko las persiguiera, y sonriera de nuevo.
Pero, un día después de que Helena, la jefa del circo, mandara que todos los carruajes salieran rápidamente, pues se avecinaba una gran tormenta, ocurrió aquel fatídico desenlace…
Y un torrente de agua arrastro hacia el turbulento río que bajaba enfurecido, el carromato donde estaban los payasos, el borriko y los chimpancés…
La forzuda Turu y la mujer con barba Chuchy saltaron prestas a su salvación, mas solo pudieron salvar a las payasos.
Todos lloraron su perdida, Mairim, la trapecista, las equilibristas Eden y Celeste, Morgana la mujer voladora..todos, lloraron su pérdida..
Pero Keko, Yael y Yomisma, no sufrieron, pues despertaron de repente enfrente de un hombre con un gesto de piedad en su rostro y una gran barba blanca.
Keko, preguntó, al buen hombre..¿Donde estamos?..y este le contestó…esto es la entrada del Paraíso…ellos se miraron, sin comprender muy bien que pasaba.
A ver, dijo el buen anciano, bien..bien..vosotros sois..payasitos…así que podéis entrar sin problemas, aunque habéis hecho muchas trastadas en la Tierra, son perdonadas por tantas risas de tantos niños.
El borriko, preguntó..pero..¿hay dentro payasos?..y el hombre dijo, si Keko sí…
Entonces volvió a preguntar…¿y hay dentro….unicornios?...Y el hombre sorprendido le dijo, si..dentro están los unicornios…
Y Keko, nervioso, dijo..¿y los podré ver?..dijo, el hombre..si, y mucho antes de lo que crees¡.
El borriko, empezó a aplaudir con las orejas y a dar brincos de alegría..mientras los chimpancés, bulliciosos, reían y se tiraban por los suelos.
Cuando Keko, paso la puerta del Paraíso, de repente se encontró de frente con un precioso Unicornio….el puso unos ojos como platos y empezó a brincar. Para su sorpresa, el Unicornio también empezó a brincar…de repente…Keko..se dio cuenta..que no era un Unicornio..era un espejo, donde en el Paraíso reflejaban las almas.
El Unicornio-borriko, empezó a brincar, empezó a bailar…empezó a volar..y Yael y Yomisma, empezaron a gritar de alegría al ver a su amigo ¡¡tan feliz¡¡…
Pero Yomisma, de repente se puso triste, y dijo, ahora ya no podremos hacer bromas al Keko, porque nos cogerá enseguida con sus poderosas alas…y saldrá volando y no le podremos seguir.
Entonces Keko, que la oyó, dijo aun sin mirar hacia sus amigos..¡¡Tranquilas amigas mías¡¡..volaréis conmigo, esto es muy divertido¡¡…y entonces Keko se dio la vuelta para sonreír a sus amigas…y dijo…con un gesto de sorpresa en sus ojos…pero creo que no será necesario…delante de el, había dos preciosos….ángeles…Yael y Yomisma.
Temía, pero ahora...
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Temía estar sola,
hasta que aprendí
a quererme a mi misma
Temía fracasar,
hasta que me dí cue...
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