domingo, 20 de febrero de 2011

"EL SALTO DE UN CONEJO"


Cuenta una antigua leyenda hindú que los dioses visitaron la tierra y cada uno de los animales del bosque se preparó para hacerles una ofrenda; y así la vaca les obsequió un gran cuenco de leche, el lobo un trozo de carne, el oso un panal de miel. Los dioses realizaban su visita muy complacidos por el esfuerzo que cada animal les ofrecía. Al caer la noche, ya cansados, llegaron a la morada del conejo. Cuan grande fue su sorpresa al observar a este animal, cómodamente esperándolos junto a una hoguera, sin tener a la vista ninguna ofrenda que hubiera preparado para ellos.

Los dioses, un poco molestos, le reclamaron:

-- "¿Acaso no tienes nada para nosotros?"

Sonriendo el conejo, en respuesta, les pidió que se instalaran alrededor y que descansaran, pues les tenía preparada una sorpresa y deseaba sinceramente agradarlos; una vez que los dioses tomaron asiento, el conejo inició su discurso:

-- "Es un honor para mí tenerlos aquí; busqué en todo el bosque algo que fuera digno de ustedes, pero lo que pude hallar se me hizo insignificante para los creadores de todo y se me ocurrió que a estas horas de la noche debían estar hambrientos. Les quiero entregar lo más valioso para mí, mi única ofrenda, en reconocimiento a la belleza de su creación".

Y de un salto se metió a la hoguera para servirles de alimento. Los dioses quedaron asombrados de su gran generosidad y en premio lo rescataron de las llamas y le dijeron:

-- "De hoy en adelante, conejo, vivirás en cara luminosa de la luna para que todos aquellos que la observen, recuerden que la principal característica del amor es la entrega total".

Desde entonces, si ustedes observan detenidamente la luna llena, identificará a un conejo en posición de saltar, recordándonos con esta imagen que el amor debe ser incondicional.

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