"LA TRIPITA"

"Qué cuento nos cuentas hoy, abuelito?"--le pedimos entusiastas, y él nos evocó el cuento de la tripita:

Eran dos hermanitas. Juanita --la mayor--, perezosilla y respondona, y Rosita, hacendosa y obediente.

La madre, mujer humilde y llena de ocupaciones, acudía siempre a Rosita para que le ayudara en sus faenas.

__"Voy a hacerles un guiso de cordero para chuparse los dedos --les dijo un día--, Rosita toma la ollita y vete al río a lavar las tripitas".

Lavaba la última tripita, cuando ésta resbaló, yéndose río abajo. ¡Cómo sufrió Rosita! Para recuperarla siguió por la margen del río. Un leñador se burló de ella; un pastorcillo negó haberla visto y después una humilde pero hermosa mujer le transmitió dolor y cansancio. A ella la ayudó a limpiar su casa, preparó una sopita y le entregó lavadito a su lindo bebé. Creyó estar viendo a la Virgen y al Divino Niño.

La mujer, agradecida, la bendijo y le dio las señas para hallar la tripita extraviada.

Pero antes de marcharse, le advirtió:

"Al oír rebuznar al burro, baja la cabeza y cuando el gallo cante, levántala". Así lo hizo y sucedió algo maravilloso: Al elevar su cabecita, como envío divino, le quedó en la frente una estrella hermosísima. Luego de contárselo todo, su madre le dijo que lucía mucho más bella, pero Juanita sentía terrible envidia, y quiso tener otra mejor.

Juana tomo la ollita, pero hizo todo al revés: Se burló del leñador; recibió una pedrada del pastor por asustar a su rebaño y cuando la bella mujer le pidió ayuda, ensució todo lo limpiado por Rosita. Y terca, levanto la frente cuando no debía, recibiendo la marca más horrible de la envidia, huyendo todos de ella. Y finaliza el cuento de Periquito Sarmiento, al que volando se lo llevó el viento.