Había una vez un hombre que tenía poco dinero y se casó con una mujer hermosa. Cierta noche se lamentaban de que sus vecinos fuesen más ricos que ellos y que por ello debían ser más felices.
Estaban deseando vivir en tiempos de hadas para poder pedirles deseos, cuando apareció en su cocina un hada:
- Prometo concederles las tres primeras cosas que deseen. Pero tengan cuidado, porque luego de los tres deseos, no volveré a concederles nada más.
Cuando el hada desapareció, el matrimonio estaba confundido.
- Yo sé bien lo que desearía- dijo la mujer- ser bella, rica y fina.
- Aunque tengas todo eso, puedes estar enferma, triste e incluso, puedes morir joven. Sería más prudente desear alegría, salud y larga vida.
- ¿De qué te sirve una larga vida si eres pobre? Sólo para ser desgraciado durante más tiempo. Necesitaríamos una docena de deseos.
- Démonos tiempo, pensemos qué cosas son más necesarias y luego las pediremos.
Se quedaron pensando junto al fuego, pues hacía mucho frío. Mientras conversaban, la mujer atizó el fuego y al ver los carbones encendidos dijo sin pensar:
- Me gustaría tener una morcilla para cenar, la podríamos asar con este carbón.
Apenas dijo esto, cayó una morcilla por la chimenea.
- ¡Maldición!-exclamó el marido- Has desperdiciado un deseo, me gustaría que llevaras esa morcilla en la punta de la nariz.
La morcilla saltó a la punta de la nariz de la mujer.
- ¡Qué desgraciada soy!-gritaba la mujer.
- Perdóname, esposa mía. No supuse que fuera a ocurrir. Voy a desear grandes riquezas para hacerte un estuche de oro para tapar la morcilla.
- Si lo haces, saltaré por la ventana.
Mientras decía eso la mujer, corrió a abrir la ventana. Pero su marido, que la amaba, gritó:
- Alto, querida esposa. Pide lo que desees.
- Deseo que esta morcilla caiga al suelo.
Inmediatamente, la morcilla cayó al suelo.
La mujer, que era inteligente, comentó a su marido que el hada se había burlado de ellos, pero que tenía razón. Seguramente, si hubiesen tenido dinero, habrían sido más desgraciados de lo que eran. Por tanto, se conformarían con lo que tenían. Y como sólo les quedaba la morcilla, la asaron y la comieron alegremente, sin detenerse más a pensar, qué hubieran podido desear.
"Cuento de navidad"
"AMOR PURO AMOR"
lunes, 5 de julio de 2010
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"MUÑECA DE TRAPO"
"Muñeca de trapo,
bella cuando era nueva
hoy tirada en un rincón
con lazos descoloridos
ojos de un triste mirar.
¿Quién en ese estado te dejo?
¿Quién tu belleza no supo valorar?
¿Quién te dejo tirada en un rincón?
¿Quién rompió tu corazón
muñeca de triste mirar?
Vestida de tul raído por el uso
mejillas coloradas,
aun estando abandonada
quizá por vergüenza
de estar botada en un rincón.
Ya tu dueña te dejo
por otra muñeca nueva
¿De qué sirve quejarse
del destino que te toco?
¿muñeca de triste mirar?.
Esa era la queja de una muñeca de trapo, cuando vio que su dueña la cambio por una muñeca nueva y la dejo en un desván, era una muñeca de ojos verdes y una mirada que destrozaba el corazón, tenia las trenzas desechas, el vestido sucio, descalza pero aun así conservaba su belleza. Pero pasado los años, cuando su dueña, que ya era toda una señorita, al limpiar el desván la encontró y recordó lo feliz que fue con aquella muñeca, dijo: ¡Así como yo fui feliz contigo, así que sea feliz otra niña!, la tomo entre sus manos , lavo a la muñeca, la peino y le puso lazos nuevos en sus trenzas, cambio el vestido viejo por otro nuevo y le puso zapatitos de gamuza. La llevo a un orfelinato para donarlo, pasado un tiempo en el cumpleaños de una niña abandonada, fue envuelta en papel de regalo, la muñeca quedo a oscuras hasta que escucho la voz de su nueva dueña, una niña inocente de cinco años, feliz de tener una muñeca de trapo, desde aquel día la muñeca de triste mirar, tenía el corazón contento porque aprendió que su destino era hacer feliz a las niñas sin importar que cuando crezcan la abandonen en un rincón.
Este cuento es mi aporte a la niñez espero que sea del gusto de ellos. No soy escritora pero es lo que me nace y lo pongo en estas lineas. (Ana Salazar)
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