Don Chefo, el chanchito, quiso aprender a cocinar y necesitó, por supuesto, un libro de cocina, que iba leyendo mientras pelaba las papas. En la olla con agua don Chefo fue echando las papas peladas. Colocó :
2 papas chicas y 3 papas grandes.
-- Ya están todas las papas que necesito __dijo el chanchito__. Son cinco; porque :
Y en su cuaderno anotó el número cinco para llevar la cuenta. Así:
De pronto llamaron a la puerta. Era doña Ratona que venía a devolverle el frasquito de alfileres que don Chefo le había prestado.
-- ¡Pase, doña Ratona, y déjelo sobre la mesa de la cocina! __gritó el chanchito sin mirarla siquiera. Doña Ratona dejó el frasquito de alfileres y se fue muy ofendida porque don Chefo no le había dado charla como otras veces.
-- Ahora hay que agregar al puchero la sal que está sobre la mesa.
Y así, sin dejar de leer la receta, don Chefo tomó el frasquito que había encima de la cocina, y sin mirar lo que hacía echó en la olla su contenido.
-- ¡Listo! __dijo el cocinero comilón.
Tan orgulloso estaba de su obra que invitó a doña Ratona para que lo perdonara por lo desatento que había sido.
Cuando don Chefo sirvió el puchero, ésta no sólo tenía batatas, zanahorias y cinco papas.
¡También tenía un sabroso puñado de alfileres para cada comensal!
Cuento de Matilde Muras.
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